martes, 30 de marzo de 2010

HOY SERÉ DUEÑO DE MIS EMOCIONES





Y cómo dominaré a mis emociones para que todos los días sean días felices y productivos?

Aprenderé este secreto de los siglos: Débil es aquel que permite que sus pensamientos controlen sus acciones; fuerte es aquel que compele a sus acciones que controlen sus pensamientos.

Todos los días cuando despierto seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso.


Si me siento deprimido cantaré.

Si me siento triste reiré.

Si me siento enfermo redoblaré mi trabajo.

Si siento miedo me lanzaré adelante.

Si me siento inferior vestiré ropas nuevas.

Si me siento inseguro levantaré la voz.

Si siento pobreza pensaré en la riqueza futura.

Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado.

Si me siento insignificante recordaré mis metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.



Este fragmento del libro de OG MANDINO, EL VENDEDOR MÁS GRANDE DEL MUNDO, pertenece en concreo al pergamino número 6, y me llegó esta mañana al correo, muy oportunamente por cierto.

Soy de las personas a la que la mínima contrariedad la hace caer en picado, sin embargo ante las pruebas duras, mantengo el tipo y la firmeza.

Muchas veces tendemos a dejar que las circunstancias que nos rodean, nos hagan pensar que no tenemos nada bueno que aportar, que todo lo bueno, poco o mucho, que somos y poseemos no está a la altura de los demás.

Deberíamos, yo la primera, mimarnos un poco más, respirar hondo, levantar la cabeza y sonreir, y pensar " Venga, que esto ya pasó" y dejarlo marchar sin más.

Deberíamos creernos un poco más lo bueno que tenemos en nosotros, lo que somos, lo que hacemos sentir, las alegrías que damos, los buenos ratos, los malos, todo tiene algo de sentido para los demás. Quizás si confiasemos un poco más en nosotros, seríamos más creibles a los ojos del resto.

1 comentario:

  1. En esta Cuaresma, en alguna charla, me valió mucho la idea que lo primero que deberíamos hacer al levantarnos es mirarnos al espejo y dar gracias a Dios, por la obra de su creación.
    Confundimos muchas veces autoestima con egoísmo y eso nos impide querernos.
    Y si queremos a la persona con la que más tiempo pasamos, es decir a nosotros mismos, podremos hacer lo que tú tan bien expresas "Quizás si confiasemos un poco más en nosotros, seríamos más creibles a los ojos del resto"
    Pensar también, en el eslabón que somos, de las cadenas de muchas personas, nunca nos permitiríamos el limarlo.

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